Ahorrar no es solo guardar: así lo entienden los jóvenes en Colombia
Junio 27, 2025
El ahorro es una palabra sencilla, pero para muchos jóvenes representa un reto, una meta o una esperanza. En el marco del proyecto de Educación Económica y Financiera Mundo Mujer, más de 6.000 estudiantes de instituciones urbanas y rurales de Colombia reflexionaron sobre el significado que tiene ahorrar en su vida cotidiana. Para conocer sus opiniones de primera mano, conversamos con varios de ellos durante los talleres presenciales realizados en distintas regiones del país.
Las respuestas, tan diversas como los lugares que habitan, revelan una verdad profunda: los jóvenes están pensando en su futuro, aunque a veces parezca que solo viven en el presente.
A continuación, compartimos algunos de los hallazgos más significativos.
"Para mí, ahorrar es guardar algo para el futuro, por si se presenta una emergencia o una oportunidad", dice Alejandra*, estudiante de una institución rural en el Huila. Como ella, muchos participantes asociaron el ahorro con seguridad y previsión, una idea que se refuerza con los aprendizajes del proyecto, donde se abordó la importancia de planear y tomar decisiones informadas.
Michael, de El Tambo, Cauca, lo explica desde su experiencia: "Cuando mis papás no tienen café para vender, hay semanas en que apenas alcanzamos para la comida. Por eso aprendí que guardar un poco cuando hay, ayuda cuando no hay". Su historia evidencia cómo el contexto rural moldea una visión más inmediata y funcional del ahorro.
En zonas urbanas, los aprendizajes tienden a enfocarse en el logro de objetivos personales. Karen, de Villavicencio, comenta: "Yo ahorro para comprarme mis cosas sin pedirle a mi mamá. Ya me compré mis audífonos y ahora estoy ahorrando para un curso de dibujo". Esta autonomía financiera incipiente muestra que el ahorro también es una forma de empoderamiento.
Aunque la intención de ahorrar está presente, muchos estudiantes reconocen que no es fácil. Tomás, de Atlántico, lo resume así: "Uno ve en redes los tenis nuevos, los celulares, todo eso. A veces uno ahorra y de una lo gasta". Las redes sociales y el deseo de pertenencia a través del consumo son un reto constante.
Otros mencionaron la falta de ingresos como una barrera estructural. Muchos dependen de lo que les dan sus padres para refrigerio o transporte, y ven difícil separar una parte para ahorrar. Sin embargo, hay quienes buscan soluciones creativas para vencer estas limitaciones.
El papel de la familia también influye. Angelina, estudiante sorda de Popayán, compartió: "Mi mamá me dio una alcancía desde que tenía ocho años. Siempre me ha dicho que, aunque uno gane poquito, puede guardar algo". Este tipo de mensajes familiares genera hábitos que perduran.
Una de las actividades más memorables del taller fue el reto de crear una aplicación para fomentar el ahorro entre jóvenes. La creatividad desbordó: desde apps con metas visuales hasta juegos interactivos.
"Nuestra app se llama Meta$ y tiene un cochinito que se pone feliz cada vez que ahorras. Si no lo haces, se pone triste. Es como una mascota financiera", contó entre risas un grupo de estudiantes de Sucre. Esta forma lúdica de aprender demuestra cómo el lenguaje digital puede ser un gran aliado para cambiar hábitos.
Otro estudiante propuso una función donde la app bloquee ciertas compras impulsivas al detectar transacciones repetitivas en apps de comida. Estas soluciones no solo muestran comprensión del problema, sino una voluntad genuina de cambiarlo.
Aunque algunos reconocen que aún no tienen un hábito sólido, la mayoría coincide en algo: después del taller ven el dinero de forma distinta. "Antes, si me daban cinco mil, lo gastaba en una empanada y una gaseosa. Ahora, pienso: si ahorro dos mil cada vez que me den algo, en un mes tendría para algo mejor", reflexiona Juan David, estudiante del departamento del Meta.
En palabras de los facilitadores del proyecto, este cambio de mirada es justamente el objetivo central. No se trata solo de enseñar a ahorrar, sino de formar criterio financiero, una capacidad que les permitirá tomar mejores decisiones hoy y mañana.
Las voces de los jóvenes participantes lo demuestran: el ahorro ya no es una palabra ajena. Es una decisión cotidiana, un acto de confianza en el futuro y, muchas veces, una forma de resistencia frente a las dificultades.
La conversación sobre el ahorro está más viva que nunca. Comparte este artículo con tu red y súbete al movimiento de quienes creen que aprender sobre dinero es también una forma de construir futuro.